EL HOYO
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Excelente fin de semana para prácticamente en esta emblemática finca. Buen resultado que no todos los participantes comprendieron al no entender la montería como conjunto. |
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EL HOYO
123 reses de los cuales 59 venados y 16 cochinos se presentaron tras el Cerro de la Hoz y 126 en La Colmena de los cuales 49 venados, 4 gamos, 9 muflones y 9 cochinos, resto hembras.
En total la cinta arrojó 19 medallas en una montería que nunca estuvo orientada a un porcentaje de homologaciones sino a disfrutar de muchos lances con algunas sorpresas en uno de los mejores entornos monteros de la península ibérica.
El primer día en La Hoz se contabilizaron en el orden de 500 tiros, muchos tiros secos, lances de un solo tiro que sin duda iban para los cochinos, que a pesar de las trochas levantadas por la zona del rio y la armada de Santo Cristo, no cumplieron en el resultado, aunque no por la falta de los múltiples intentos de los cazadores. Sin embargo, las reses si se llevaron aciertos y dieron alegrías como el caso de Nacho O. que cobró un venado plata magnífico, los tres puestos de la armada El Patíbulo que recogieron los remolques 25 reses o el 10 de Cañadillas que disfrutó de 22 lances.
El segundo día en La Colmena, los tiros tardaron en oírse, lo que preocupó a la orgánica el que pudiera afectar la montería del día anterior, sin embargo, las ladras eran incesantes. La armada de Galeota y Piedras blancas comenzaron pronto, en 20 min ya habían detonado en el orden de 70 lances, fue el momento en el que chocaron las dos sueltas cuando se abrió la ensalada de tiros hasta llegar a los cerca de 400. Menos que el día anterior, sin embargo, al ser los puestos más efectivos dieron mayor resultado. Puestos a destacar el de Carlos Alonso que presentó 4 venados 1 gamo y 3 muflones, de los cuales dos medallas o Alberto Ruiz 4 venados un gamo y dos muflones, uno de ellos plata y otro bronce. Hubo varios puestos de 11 reses o bien Felipe Morenés con 3 venados, 1 gamo y 4 ciervas, uno de los venados bronce.
El reconocimiento de los monteros fue manifiesto, en una jornada de caza para muchos inolvidable. Como en cualquier montería clásica y tradicional no todos tuvieron la misma suerte, algunos asintieron su mala fortuna y otros reclamaron lo imposible, ya que desgraciadamente en este país acuden ciertas personas sin sentido crítico a las monterías, olvidándose que para considerarse montero hace falta algo más que cazar.
Julio González de Marco
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