MESAS DEL BEMBEZAR
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Un escabroso camino por estas escarpadas sierras, con culebrillas zigzagueantes y barrancones de vértigo que hacían disfrutar tan solo con el mero hecho de estar allí.
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MESAS DEL BEMBEZAR
Cerraba el fin de semana montero Agrocinegética Encicaza, desplazándose de nuevo a Villanueva del Rey, desde donde iba a reconducir a sus monteros hasta las proximidades del Cortijo del Cerrejón, donde se celebraría el desayuno y sorteo de la cacería que iba a celebrar en la mancha La Loma del Tabaco, de la emblemática Mesas del Bembézar, cuna de correrías del mítico montero de Alpotreque.
Cuatro grados bajo cero, mostraba el mercurio en una mañana en la que las candelas eran las mas queridas por los cazadores, que comían rápido para dirigirse a sus posturas cuanto antes para al menos, entrar en calor.
A sobre puesto, se sortearon íntegramente las cincuenta posturas que iban a intentar cerrar esta gran mancha. Tras esto, Hugo Larubia fue organizando la salida de los vehículos por armadas, hasta que solo quedaron las rehalas, que partieron hasta la mancha, todavía distante del lugar del sorteo.
Un escabroso camino por estas escarpadas sierras, con culebrillas zigzagueantes y barrancones de vértigo que hacían disfrutar tan solo con el mero hecho de estar allí.
Colocadas las armadas, ya algún disparo indicaba la inquietud de las reses que comenzaban a moverse, y se presumían buenas, dado que en la jornada de hoy, no se abatían ciervas.
Tras la suelta, fue una ladra continua, reses y jabalíes, hacían cantar a los perros con buen pico, que, una vez tras otra llevaban las carreras hasta boca de las puertas, viendo algunas que las reses jugaban al escondite, debido a la gran distancia entre posturas, entrando y saliendo de la mancha a su antojo, sin ser vistas.
La jornada la marcó sin duda alguna este hecho, que, hacía que las rehalas tuvieran un sobreesfuerzo, con un trabajo encomiable una vez mas, en esta mancha de monte apretado, que fue escupiendo caza cuando los batidores fueron tanto de ida, como de vuelta. Las ciervas, también tuvieron mucha culpa de este esfuerzo, dado que con sus carreras se llevaban gran parte del grueso de canes, quedando atrás a los jabalíes, que camparon a su antojo.
El resultado, finalmente arrojó un plantel de 21 jabalíes y 24 venados, destacando cuatro de estos últimos de muy buen porte.
Éste, no se pudo conformar finalmente, debido a la gran distancia en camino hasta la carretera, que los monteros abandonaron el lugar estrepitosamente tras la comida, comenzando a cortar las cabezas lo antes posible, para transitar el mas de medio centenar de kilómetros de pista forestal, que dista el cortijo de las Mesas de la carretera. De no haber sido domingo, esto hubiera sido de otra manera.
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